PSICOLOGÍA TRANSPERSONAL IV per Charles T. Tart
«(…) Si consideramos desde esta perspectiva las técnicas de las psicologías espirituales, observamos que dos de las muchas cosas que hacen es alterar aspectos y contenidos particulares de nuestro funcionamiento mental o físico dentro de nuestro EdC-d, de vigilia habitual, y alterar temporalmente nuestro EdC-d habitual de modo que experimentamos uno o más ECA (estado alterado de conciencia). El primer proceso es una ‘purificación’ de nuestro EdC-d ordinario: por ejemplo, por eliminación de ciertas pautas neuróticas o desengañándose de ideas erróneas. El segundo proceso consistiría en hacernos acceder, digamos a cierto estado de meditación en que pueden ocurrir formas muy diferentes de experiencia.
Es importante reconocer que un EdC-d es un modo activo de manejarse en la realidad, con información proveniente tanto del mundo externo como del propio cuerpo y las propias experiencias. La idea de conciencia de nuestro sentido común es la de percibir las cosas como realmente son y obrar sobre ellas del modo obviamente razonable según el raciocinio, la sensibilidad, la evaluación, la acción, etc. (…) La moderna investigación psicológica ha demostrado que ésta es una noción enteramente falsa. Todo EdC-d es un modo arbitrario de elaborar la información de tomar selectivamente ciertas especies de información y rechazar otras evaluándolas según diversos tipos de sistemas de valores, y, como resultado, de obrar o vivenciar de determinada manera.
Así no hay ningún estado de conciencia ‘normal’, biológicamente dado como el estado mental natural óptimo en el que una persona puede hallarse, aunque probablemente, existen restricciones biológicas para las posibilidades. Antes bien, nuestro EdC-d ordinario es una construcción formada según imperativos biológicos y culturales a los efectos de manejarnos en nuestro ambiente físico, intrapersonal o interpersonal. Un ECA-d es un modo radicalmente diferente de tratar la información que procede de ese triple ambiente, pero el ECA-d puede ser tan arbitrario como nuestro EdC-d habitual.
Digo esta semiarbitrariedad para poner de relieve nuestro implícito supuesto común de que nuestro estado de conciencia ordinario, el llamado EdC-d normal, es de algún modo óptimo, mientras que todos los ACA-d son versiones inferiores de él. Algunos ECA-d no son ciertamente tan adaptativos o útiles como nuestro EdC-d habitual para tratar ciertas clases de situaciones, pero algunos pueden resultar mucho más útiles en otros casos. Podría decirse que un postulado primario de las psicologías espirituales es que ciertos ECA-d son mucho más útiles y verdaderos para comprender cierta clase de problemas, tales como la relación del hombre con la vida, que nuestro EdC-d ordinario. (…)
ESTADOS DE CONCIÉNCIA Y PARADIGMAS
Thomas Kuhn (1962), historiador de la ciencia, ha introducido la idea de que la ciencia funciona según paradigmas. Como este concepto de paradigma es en muchos sentidos similar a mi concepto de EdC-d, y como cada psicología espiritual es un paradigma para tratar la realidad, vale la pena considerar la idea.
Un paradigma es un logro intelectual capital que subyace a la ciencia normal y atrae y guía duraderamente la obra de numerosos adherentes en su actividad científica. Es una especie de «superteoría», una teoría o formulación sobre la naturaleza de la realidad de alcance tan amplio que parece dar cuneta de la mayoría o de todos los fenómenos de su campo. La astronomía copernicana o heliocéntrica, por ejemplo, la idea de que los planetas giran en torno al sol, es un ejemplo de paradigma que sigue guiando a la astronomía. Cuando se lo introdujo, pareció organizar todos los datos astronómicos de un modo mucho más útil que la teoría anterior, de que los planetas giraban en cielos concéntricos respecto de la tierra (astronomía geocéntrica o tolemaica). Pero, aunque un paradigma parezca explicar todos o casi todos los fenómenos importantes de su campo, es un esquema abierto: hay importantes subproblemas que aguardan solución dentro de él, hay lagunas y detalles que deben ser llenados, de modo que da lugar a intensa labor científica.
En principio, una teoría científica corriente está siempre sujeta a nuevas verificaciones. Pero un paradigma, una vez introducido, es tan exitoso, que experimenta un cambio psicológico a que las teorías científicas en general no están normalmente sujetas. El paradigma se convierte en un marco de referencia implícito para la mayoría de los científicos que trabajan en ese campo: se convierte en un modo ‘natural’ de ver y obrar: es el modo obviamente ‘razonable’ de pensar los problemas del campo en cuestión. Una vez que se hace «obviamente razonable», ya a sus adherentes no se les ocurre con seriedad someterlo a nuevas comprobaciones, y, al haberse hecho implícito, alcanza un poder terriblemente dominador. Uno no piensa en rebelarse contra algo que parece ser el orden natural del universo: uno no se da cuenta de estar dominado por sus propios conceptos.»
(Página 21 – 23) – CHARLES T.TART (1975), Psicologías Transpersonales, Editorial Paidós Orientalia